Por: Juan Sebastian Sánchez

El papa Gregorio IX declara que el gato era una representación de Lucifer, y en 1223 hace pública la bula vox in rama en la que argumenta que, en las orgías de brujas, se confraterniza con Lucifer, y este acudió disfrazado en forma de gato. Esto hizo que en Europa expulsará de monasterios, viviendas, y centros comunes a los gatos. Un siglo más tarde surge lo que se llamó Yersinia pestis o Peste Negra, cuyo foco de desarrollo y propagación fue la Rata Negra.

El virus llegó a humanos por medio de las pulgas que alberga este roedor. No se tiene una cifra clara de víctimas, pero se calcula que fueron aproximadamente cincuenta millones de personas. No existe evidencia que la persecución a los gatos haya generado la reproducción de roedores en Europa, o por lo menos la cantidad que hubo, pero utilizando el sentido común, podemos inferir que esta decisión del papa Gregorio IX sesgada por la intuición y superstición mas no por la razón influyó en la proliferación de la peste negra. 

 Traigo a colación esta historia porque la novela Doctor Zhivago, escrita por Boris Pasternak tiene entre sus más crudas narraciones: la revolución Bolchevique, la primera guerra mundial, la hambruna rusa y el tifus; otro tipo de peste. Por estas características de realismo, la novela se convierte en una obra imprescindible de la literatura universal.

La revolución Bolchevique tiene su punto cumbre en el año de 1917, porque logra instalar su forma de gobierno, su forma de vivir y su vocabulario. En el argot se dice por obligación la palabra «camarada» en reemplazo de «caballero» o «señor», el no decir «camarada» puede significar la muerte, el destierro o la tortura.

 Zhivago estuvo prestando servicio como médico en un hospital improvisado en la ciudad de Meliuzéyev, allí conoce a Lara con quien tendrá un amorío en el transcurso de la novela, y el cual será el eje del libro. El médico decide regresar a casa con su esposa Tonia, y se encuentra con un panorama de miseria y hambruna: en Rusia se percibe estas dos condiciones. Recuerdo un fragmento donde se sintetiza esta situación: La carretera atravesaba pueblos destruidos. Parte de ellos habían sido abandonados por sus habitantes. En otros lugares la gente había refugiado en cuevas excavadas muy profundamente en la tierra. 

 La incertidumbre hace que el comportamiento y el aprecio por las cosas cambie. El valor que damos a los objetos reside en la utilidad que estos tienen para la supervivencia. 

 Un momento que da cuenta de la inclemente situación de la Rusia de 1917, es cuando Tonia sale a conseguir madera para encender el fogón; encuentra una madera recién cortada y el proceso de combustión de la madera no es el idóneo. Tonia decide adquirir esta madera y la permuta por un armario viejo que tenía en casa. Tonia y Zhivago después de intentar encender la madera, descubren, en una escena patética, que lo más sensato era haber dañado el armario y encendido las astillas.

 La revolución Bolchevique decide mitigar la hambruna alentando a los ciudadanos de «volver a la tierra» para restablecer la economía agraria. Zhivago, Tonia y su hijo deciden abandonar su hogar, su estilo de vida, y buscar una mejor condición de vida. Zhivago no siente ánimo de abandonar su casa. Es un sentimiento quizás justificado por el cordón umbilical que ata al pasado, pero que tarde o temprano debemos cortar.  El partir representa para Yuri Zhivago adaptarse a la revolución, a sus cambios y hallar tranquilidad en la zona rural.

 Abordan el tren Zhivago, Niucha, Sacha, Tonia y su padre. El tren se encuentra divido en tres secciones: en la primera están los soldados y marinos, y el resto de civiles y personal del «ejército de trabajo» (desdichados que son destinados a trabajo forzado por el Ejército Rojo). En medio de la zozobra Tonia lleva lo más útil: Solo una pequeña parte de sus cosas estaba destinada a su exclusiva pertenencia. Las otras debían ser utilizadas como objetos de cambio, necesario durante el viaje y la llegada a su destino. Acomodar las pertenencias en la maleta tiene un sinsabor de nostalgia, de quietud que se rompe en las manos.

 Un compañero de Zhivago duda sobre la posibilidad de bienestar, de apacibilidad que ofrece la zona rural. Es conveniente dudar del porvenir cuando Rusia atraviesa por una transición de sistema de gobierno zarista a un gobierno comunista. Después de dejar la comodidad de clase media no saben aún qué estilo de vida en la localidad de Yiliatin.

 La decisión de la familia Zhivago – Gromeko de abandonar su casa permite que Boris Pasternak haga partícipe al lector de un hecho que trajo consigo la revolución Bolchevique: represión, y asesinato indiscriminado y sistemático de civiles, periodo que comprendió los años (1918 – 1922) y en el cual se realizó sin ningún juicio más de un millón de ejecuciones.

Pasternak hace de Doctor Zhivago una crítica a un sistema de gobierno sin perder investidura literaria. Sin caer en propagandismo decadente y previsible del Realismo Socialista. Y aparte el autor nos lleva no de la mano sino del alma por episodios crudos, no solo de la historia de Rusia sino también en este libro está escrita la historia de nosotros.

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